Tiene gracia. No le quiero, pero me encantaría llevarme bien con él, ser amigos, saber qué es lo que pasó, de qué te enteraste, y sobre todo, qué piensas de mi. Aunque parece ser que yo soy la única a la que le sigues importando tanto. No somos nada, ni hemos sido nada, pero tampoco somos extraños totalmente.
Supongo que será porque al ver que a mis ídolos no les conoceré me he encaprichado de él y los otros, o tal vez es que me gusta más de lo que yo puedo llegar a pensar. Tal vez puede que sea una dulce obsesión. Y la gracia está, justo en que soy la que menos posibilidades tiene de llegar a ser algo de él o ellos, y es precisamente lo mas molesto ya que al mismo tiempo la que más lo quiere.
Hay veces en las que precisamente la persona que menos sepa de ti, o eso creas, por muy cerca que esté; la persona que no te parezca atractiva físicamente y que no sepas cómo es de personalidad; la persona de la que te gas reído por rumores que te han llegado, que ni sabías si era verdad, y por mucho que te rías, o por mucho que le digas, ella ha estado siempre ahí y aunque no lo parezca, se ha estado tragando todo su dolor y su orgullo y no ha hecho nada al respecto. Ha dejado que los demás se riesen de ella y se sigan riendo igualmente, sin decir lo que quería decir y sin conseguir lo que quería; justo, ésa persona, sea la que mejor te comprenda a veces, o incluso, quién sabe, la persona que llevabas esperando todo este tiempo.
Porque hay veces, en las que no todo puede salir como uno quiere, ni como en las películas, pero eso sí, lo que de verdad está claro, es que si las cosas pasan, es por algo. Y que quien ríe el último, ríe mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario